A veces me pregunto si realmente vale la pena pasarse la vida leyendo sobre naves espaciales y sobre monstruos inexistentes; a veces me pregunto si no malgasté mi capacidad creativa relatando historias irreales y bizarras.
Pero por suerte, con el correr de los años, aprendí una lección importantísima sobre la literatura. Lo hice investigando el más remoto pasado del arte de contar historias. Me encontré con que las primeras muestras de lo que hoy conocemos como cuento, eran simples relatos de ficción -pertenecientes, seguramente en su gran mayoría, a lo que hoy hemos dado en llamar literatura fantástica- que eran heredados por la vía oral hasta convertirse en leyendas, mitos cuyo origen nadie conocía.
Por eso, hoy escribo esto sabiendo que debería volver al principio del texto y borrar las primeras frases, ya que no me pregunto más si malgaste mi capacidad creativa porque sé, y nunca estuve más seguro, que la literatura fantástica, abarcando en ese genero a la ciencia ficción y al terror también, es la que ha mantenido el arte vigente a través de los siglos, a través de los milenios, porque ayer, al igual que hoy, el hombre que ama el arte busca escapar de lo cotidiano cuando empieza una novela o un cuento. Será un error tal vez, como ya me han dicho, declarar que ésta es para mí, no solo la rama más importante de la literatura, sino el tronco desde el cual fue dividida después. Creo que aquellos que hoy critican y ridiculizan la importancia de este genero, no tienen idea de lo que se pierden de experimentar, porque no hay persona mas vacía que aquella que no sueña jamás con conocer el universo de magia y misterios que existe entre las hojas de todos esos libros que han funcionado, sin duda, como una puerta hacia este universo, o mas bien una ventana, gracias a la cual podemos aún soñar con el futuro y escribir sobre él con la misma autoridad que nos conferiría el haberlo visto realmente.
jueves, 5 de junio de 2008
viernes, 21 de marzo de 2008
Arthur Clarke 1917-2008
Hoy, 19 de marzo de 2008, se ha apagado una de las mentes mas brillantes que han existido relacionadas a la ciencia y a la ciencia-ficción. Como homenaje, El Guardavías no puede hacer mas que recomendar sus novelas, cuentos y ensayos científicos a todos nuestros lectores. Los que no lo conozcan entraran a un mundo de inteligencia y fantasía jamás igualado, los que lo conozcan sabran porque este es un día tan triste para la ciencia ficción.
jueves, 28 de febrero de 2008
¿Existen o No?
Se dice siempre en la ciencia ficción, y también en la ciencia, que si una raza extraterrestre consigue idear la tecnología necesaria para atravesar el espacio y viajar a través de las galaxias, esta raza no presentaría un peligro para nosotros los humanos (de ser visitados por ellos). ¿Por qué? Porque se considera que una civilización evolucionada es, por definición, pacífica.
Esta declaración despierta varias dudas si se toma como ejemplo nuestra propia historia como humanos. Pero uno quiere creer que tiene que ser verdad porque, de otra manera, seguramente no tendríamos chance en una potencial invasión; si estos seres logran llegar a nuestra Tierra desde distancias imposibles de recorrer para nosotros, imaginen las armas que podrían llegar a fabricar. Además de que sería ridículo creer que los supuestos invasores se tomarían el trabajo de atravesar millones de años luz si no tuvieran la seguridad de que no tendrían dificultades en tomar el control de nuestro mundo. Aunque leí alguna vez en una novela que no deberíamos temerle a nada ya que, según las leyes físicas, sería imposible crear un método de destrucción mas mortífero que el que se crea partiendo un átomo.
Por otro lado, yo soy un ferviente creyente de la existencia de seres extraterrestres, aunque no creo que hayan estado acá; dudo que alguno de los reportes de avistamientos a lo largo de los últimos años haya sido probado como real. Sin embargo, como dice Larralde, me apronto.
Es un hecho, al menos para mí, que en algún rincón del universo debe existir una civilización inteligente, según lo que nosotros entendemos por inteligencia. Sería improbable y vanidoso considerar que somos los únicos seres conscientes que existen.
Hace algunos años un famoso científico, presidente del Instituto SETI, llamado Frank Drake, creo la, aún más famosa, Ecuación de Drake, que intenta calcular las probabilidades de existencia de una civilización inteligente en la galaxia.
La NASA lleva años haciendo un análisis minucioso de las estrellas conocidas intentando encontrar planetas sólidos orbitándolas. Mucha gente no lo sabe pero lo cierto es que nunca se ha descubierto uno afuera de nuestro Sistema Solar. ¿Sería sobre la superficie de un planeta rocoso el único espacio en el que podría llegar a existir vida, o vida inteligente? Hay quienes dudan de esto; incluso Arthur Clarke, uno de los escritores de ciencia ficción más respetuoso de las leyes conocidas, en su libro 2001: Una Odisea Espacial, describe una extraña vida en forma de energía existiendo en la tormentosa atmósfera de Júpiter.
Mucho se ha escrito sobre este tema. Mucho se ha especulado e incluso analizado sobre como deberían ser dichos extraterrestres o sus ecosistemas sin tener ningún tipo de evidencia. Algunos sostienen, por ejemplo, que el famoso choque de un OVNI en Roswell, en 1947, no debería ser tomado como real debido a la simple razón de que, de tratarse de una nave espacial cuya tecnología excede la nuestra en miles de años (probablemente), no podríamos creer que esta se hubiese estrellado sin más en nuestro planeta.
Por suerte, para aquellos que creían que nosotros debíamos ser los únicos, la aparición, hace algunos años, de una roca marciana en el ártico con rastros de vida orgánica prehistórica en estado fosilizado, ha demostrado que al menos hubo alguna vez un intento de vida en otro lugar. Mas adelante los científicos humanos han descubierto evidencias irrefutables de que en Marte han existido zonas cubiertas de agua líquida alguna vez, quizás hasta océanos.
Otro de los lugares misteriosos que más ha despertado la imaginación de la humanidad ha sido, sin duda, la luna de Júpiter: Europa. Casi no existe duda sobre la existencia de gigantes océanos líquidos debajo de su superficie congelada. La posibilidad de que haya seres vivos en esos océanos no es para nada descabellada.
Por lo pronto solo nos queda quedarnos con el descubrimiento de aquel meteorito marciano, tal vez el más importante de la historia de la ciencia y esperar a que algún día los extraterrestres nos contacten, y rezar por que sean pacíficos.
Esta declaración despierta varias dudas si se toma como ejemplo nuestra propia historia como humanos. Pero uno quiere creer que tiene que ser verdad porque, de otra manera, seguramente no tendríamos chance en una potencial invasión; si estos seres logran llegar a nuestra Tierra desde distancias imposibles de recorrer para nosotros, imaginen las armas que podrían llegar a fabricar. Además de que sería ridículo creer que los supuestos invasores se tomarían el trabajo de atravesar millones de años luz si no tuvieran la seguridad de que no tendrían dificultades en tomar el control de nuestro mundo. Aunque leí alguna vez en una novela que no deberíamos temerle a nada ya que, según las leyes físicas, sería imposible crear un método de destrucción mas mortífero que el que se crea partiendo un átomo.
Por otro lado, yo soy un ferviente creyente de la existencia de seres extraterrestres, aunque no creo que hayan estado acá; dudo que alguno de los reportes de avistamientos a lo largo de los últimos años haya sido probado como real. Sin embargo, como dice Larralde, me apronto.
Es un hecho, al menos para mí, que en algún rincón del universo debe existir una civilización inteligente, según lo que nosotros entendemos por inteligencia. Sería improbable y vanidoso considerar que somos los únicos seres conscientes que existen.
Hace algunos años un famoso científico, presidente del Instituto SETI, llamado Frank Drake, creo la, aún más famosa, Ecuación de Drake, que intenta calcular las probabilidades de existencia de una civilización inteligente en la galaxia.
La NASA lleva años haciendo un análisis minucioso de las estrellas conocidas intentando encontrar planetas sólidos orbitándolas. Mucha gente no lo sabe pero lo cierto es que nunca se ha descubierto uno afuera de nuestro Sistema Solar. ¿Sería sobre la superficie de un planeta rocoso el único espacio en el que podría llegar a existir vida, o vida inteligente? Hay quienes dudan de esto; incluso Arthur Clarke, uno de los escritores de ciencia ficción más respetuoso de las leyes conocidas, en su libro 2001: Una Odisea Espacial, describe una extraña vida en forma de energía existiendo en la tormentosa atmósfera de Júpiter.
Mucho se ha escrito sobre este tema. Mucho se ha especulado e incluso analizado sobre como deberían ser dichos extraterrestres o sus ecosistemas sin tener ningún tipo de evidencia. Algunos sostienen, por ejemplo, que el famoso choque de un OVNI en Roswell, en 1947, no debería ser tomado como real debido a la simple razón de que, de tratarse de una nave espacial cuya tecnología excede la nuestra en miles de años (probablemente), no podríamos creer que esta se hubiese estrellado sin más en nuestro planeta.
Por suerte, para aquellos que creían que nosotros debíamos ser los únicos, la aparición, hace algunos años, de una roca marciana en el ártico con rastros de vida orgánica prehistórica en estado fosilizado, ha demostrado que al menos hubo alguna vez un intento de vida en otro lugar. Mas adelante los científicos humanos han descubierto evidencias irrefutables de que en Marte han existido zonas cubiertas de agua líquida alguna vez, quizás hasta océanos.
Otro de los lugares misteriosos que más ha despertado la imaginación de la humanidad ha sido, sin duda, la luna de Júpiter: Europa. Casi no existe duda sobre la existencia de gigantes océanos líquidos debajo de su superficie congelada. La posibilidad de que haya seres vivos en esos océanos no es para nada descabellada.
Por lo pronto solo nos queda quedarnos con el descubrimiento de aquel meteorito marciano, tal vez el más importante de la historia de la ciencia y esperar a que algún día los extraterrestres nos contacten, y rezar por que sean pacíficos.
miércoles, 27 de febrero de 2008
La Revista El Guardavías alcanzó las 5.000 visitas
El Guardavías ha alcanzado estos días el increíble número de 5.000 visitas. Esta cifra que para otros sitios puede parecer ínfima o incluso obscenamente miserable, es para mí una respuesta afirmativa a la pregunta de si valía la pena.
Quizás el número de visitas que la revista necesita para convertirse en un sitio de consulta diaria por parte de los escritores y lectores de habla hispana aún no sea el ideal, quizás El Guardavías no haya logrado alcanzar todavía el reconocimiento masivo con el que uno sueña; sin embargo, el solo hecho de recibir un elogio, sea en forma textual o en forma de colaboración (cuento o poesía), me alcanza para saber que las cosas se están haciendo de la mejor manera.
Gracias y saludos a todos nuestros colaboradores.
Quizás el número de visitas que la revista necesita para convertirse en un sitio de consulta diaria por parte de los escritores y lectores de habla hispana aún no sea el ideal, quizás El Guardavías no haya logrado alcanzar todavía el reconocimiento masivo con el que uno sueña; sin embargo, el solo hecho de recibir un elogio, sea en forma textual o en forma de colaboración (cuento o poesía), me alcanza para saber que las cosas se están haciendo de la mejor manera.
Gracias y saludos a todos nuestros colaboradores.
martes, 11 de diciembre de 2007
El Optimismo en la Ciencia Ficción
No es nueva la noción de que los avances tecnológicos son a la vez saludables y necesarios como peligrosos. No hay ciego mas ciego que el que no acepta la evolución científica y técnica del hombre como una ventaja en nuestra sociedad; sin embargo, para aquellos que, como yo, toda su vida leyeron y pregonaron el optimismo de la ciencia y de la ciencia-ficción, nos resulta difícil en demasía vernos en la situación de tener que aceptar que, probablemente, nos dirigimos al fin del mundo debido, en parte, a muchos de esos tan mentados avances tecnológicos.
Pero a no confundirse; considero que es el hombre, el ser humano, el que está lentamente (o tal vez muy rápidamente) encaminando nuestra civilización a la destrucción; no la ciencia. Es duro de aceptar pero el hombre ha demostrado una enorme capacidad de aprendizaje en lo que se refiere a la tecnología, sin dejar madurar a su vez, como sería de esperar, su noción de lo social, su mente. Aprendemos a resolver problemas técnicos y a participar de avances revolucionarios, pero sin embargo no dejamos de creer en la efectividad de las guerras, mediante armas cada vez más evolucionadas tecnológicamente, como única medida de resolución para inconvenientes sociales.
Este razonamiento me lleva a pensar que, a riesgo de sonar extremista o pesimista, una potencial 3ra. Guerra Mundial, de llevarse a cabo utilizando los nuevos armamentos de los que disponen los países más avanzados tecnológicamente (¿ironía?) podría, tranquilamente, ser la última; podría fácilmente acabar con un gran número de ciudades o incluso países y arrastrar así un halo de miseria (¿y radioactividad?) al resto de las grandes urbes; podría impulsar una crisis económica de proporciones nunca imaginadas dejando al vencedor, o mejor dicho "vencedor" sin ningún sustento real post-guerra.
Otras cosas parecen seguir el mismo camino en variantes bastante menores como, por ejemplo, el auge de las drogas químicas entre adolescentes; el aparente gusto por autodestruirse (si: autodestruirse) hasta alcanzar, o intentar encontrar, el límite de tolerancia del cerebro o del corazón… o de la cordura, sin un objetivo claro; el placer por la falta de lucidez y la tacita, o tal vez explicita, ayuda del estado a esta potencial idiotización, a fin de construir una futura generación de gente incapaz de elegir sabiamente; el increíble gusto de un joven por emborracharse solo por decisión y no porque la bebida se le fue de las manos alguna noche. ¿Qué posibilidades hay de que un joven de entre 18 a 23 años no consuma alguna droga durante estos tiempos?… probablemente mínima… ¿o incluso nula?
Todas estas problemáticas me llevan a creer lo mismo: el crecimiento tecnológico y la revolución científica se abren camino a través del tiempo de forma transversal a la evolución social dentro de la mente humana que, lamentablemente, no parece llevar el mismo ritmo y hasta no parece estar creciendo sino, a veces, regresando a sus orígenes mas salvajes.
Pero, por suerte, los lectores de ciencia-ficción hemos visto mundos futuros, universos posibles que implican un crecimiento de la ética y del amor a la vida inusitados; por suerte hemos estado frente a frente con algunos de los más increíbles descubrimientos como el monolito de 2001, la Fundación de Asimov, la conquista de Marte (llena de enseñanzas morales) de Bradbury; y la todavía latente sensación de que alguien más habita en alguna parte de las inmensidades del espacio, la creencia de que tal vez algún día nuestros científicos encontrarán vida submarina y subterránea bajo la corteza helada de Europa o algún otro satélite de Júpiter o Saturno; la fe en una posible evolución que signifique una revolución social y mental pero no una destrucción total debido a un gigantesco avance tecnológico que nos demuestre que carecemos del cerebro para manejarlo y nos lleve al Apocalipsis.
Pero a no confundirse; considero que es el hombre, el ser humano, el que está lentamente (o tal vez muy rápidamente) encaminando nuestra civilización a la destrucción; no la ciencia. Es duro de aceptar pero el hombre ha demostrado una enorme capacidad de aprendizaje en lo que se refiere a la tecnología, sin dejar madurar a su vez, como sería de esperar, su noción de lo social, su mente. Aprendemos a resolver problemas técnicos y a participar de avances revolucionarios, pero sin embargo no dejamos de creer en la efectividad de las guerras, mediante armas cada vez más evolucionadas tecnológicamente, como única medida de resolución para inconvenientes sociales.
Este razonamiento me lleva a pensar que, a riesgo de sonar extremista o pesimista, una potencial 3ra. Guerra Mundial, de llevarse a cabo utilizando los nuevos armamentos de los que disponen los países más avanzados tecnológicamente (¿ironía?) podría, tranquilamente, ser la última; podría fácilmente acabar con un gran número de ciudades o incluso países y arrastrar así un halo de miseria (¿y radioactividad?) al resto de las grandes urbes; podría impulsar una crisis económica de proporciones nunca imaginadas dejando al vencedor, o mejor dicho "vencedor" sin ningún sustento real post-guerra.
Otras cosas parecen seguir el mismo camino en variantes bastante menores como, por ejemplo, el auge de las drogas químicas entre adolescentes; el aparente gusto por autodestruirse (si: autodestruirse) hasta alcanzar, o intentar encontrar, el límite de tolerancia del cerebro o del corazón… o de la cordura, sin un objetivo claro; el placer por la falta de lucidez y la tacita, o tal vez explicita, ayuda del estado a esta potencial idiotización, a fin de construir una futura generación de gente incapaz de elegir sabiamente; el increíble gusto de un joven por emborracharse solo por decisión y no porque la bebida se le fue de las manos alguna noche. ¿Qué posibilidades hay de que un joven de entre 18 a 23 años no consuma alguna droga durante estos tiempos?… probablemente mínima… ¿o incluso nula?
Todas estas problemáticas me llevan a creer lo mismo: el crecimiento tecnológico y la revolución científica se abren camino a través del tiempo de forma transversal a la evolución social dentro de la mente humana que, lamentablemente, no parece llevar el mismo ritmo y hasta no parece estar creciendo sino, a veces, regresando a sus orígenes mas salvajes.
Pero, por suerte, los lectores de ciencia-ficción hemos visto mundos futuros, universos posibles que implican un crecimiento de la ética y del amor a la vida inusitados; por suerte hemos estado frente a frente con algunos de los más increíbles descubrimientos como el monolito de 2001, la Fundación de Asimov, la conquista de Marte (llena de enseñanzas morales) de Bradbury; y la todavía latente sensación de que alguien más habita en alguna parte de las inmensidades del espacio, la creencia de que tal vez algún día nuestros científicos encontrarán vida submarina y subterránea bajo la corteza helada de Europa o algún otro satélite de Júpiter o Saturno; la fe en una posible evolución que signifique una revolución social y mental pero no una destrucción total debido a un gigantesco avance tecnológico que nos demuestre que carecemos del cerebro para manejarlo y nos lleve al Apocalipsis.
jueves, 15 de noviembre de 2007
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Con modelos pre-diseñados para escritores a solo $25 por mes, así como algunas otras interesantes variantes, ofrecemos también nuestros servicios de diseño de páginas Web desde cero, con precios accecibles y el ambiente más propicio para el trabajo en conjunto con el cliente.
En lo que se refiere al Hosting, disponemos de diferentes planes. De acuerdo al espacio requerido por su página, usted sabrá elegir el que más le convenga casi sin modificar los precios.
Para información y muestras de los pre-diseños para escritores escriba a: info@elguardavias.com.ar o vea algunos de los diseños. Pre1, Pre2, Pre3
Para información sobre hosting y diseño de páginas WEB desde cero: Información Adicional
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